lunes, 29 de junio de 2015

¿Cómo entrenar el cerebro?

Las neurociencias se convirtieron en un soporte clave para el mundo de los negocios. Ofrecen herramientas para aprender a ser creativo e innovador
Por: Gabriela Origlia – estrategia y negocios


Académico de Harvard, doctor en biología molecular, docente universitario de Liderazgo e Innovación, consultor de empresas y autor de Ágilmente, libro que combina explicaciones y ejemplos de cómo funciona el cerebro con ejercicios para entrenarlo y hacerlo más creativo.
El argentino Estanislao Bachrach prefiere definirse como alguien que trabaja para “ayudar a desarrollar a las personas, al autoconocimiento”. Lo dice y se ríe porque comenta que no se presenta así ante las compañías porque “a muchas les parecería poco serio; hoy el cientificismo está de moda” reconoce.


En Europa, Asia y Estados Unidos las empresas ya llevan varios años con neurocientíficos como consultores, que las orientan sobre su diseño a largo plazo, sobre cómo formar a sus futuros líderes, cómo ayudar a que haya más ideas nuevas. La clave es menos tensión, más equipos y más tolerancia al fracaso. Bachrach trabajó para Google, Amazon, Starbucks, Microsoft, Apple, Samsung y para muchas firmas menos conocidas que reconocen el aporte que puede significar la innovación.
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¿Entrenar la mente cambia el cerebro?
Sí, por ejemplo, estudios como las resonancias magnéticas a personas que llevan años practicando meditación muestran que su cerebro tiene encendidas las áreas de la creatividad, del foco, de la concentración. Y es lógico, porque las viene trabajando; es como entrenar un músculo.
No hay fórmulas mágicas respecto del cerebro; su funcionamiento depende de muchas cosas. Podemos enseñar cómo funciona y dar herramientas, pero de ahí a que se apliquen hay distancia. Se necesita rutina, compromiso, voluntad de cambio. El cerebro no es cultura, cultura es la mente; el cerebro es pura supervivencia, quiere pasarla bien. Trabajar la creatividad es cambiar algunas de sus conductas, ponerlo a gastar energía y a pensar


¿Augura larga vida al matrimonio “ciencia y negocios”? o ¿es una unión de oportunidad?
Para este caso la palabra oportunidad no me gusta. Yo estudié 17 años ciencias y después hice una maestría en negocios. Empecé a ver conexiones entre ambas áreas. Cuando creía que había descubierto la pólvora vi que había cientos que ya venían haciéndolo.
Empecé a viajar y a estudiar muchas empresas que aplicaban esta complementación, desde Samsung a Louis Vuitton o Amazon. Unían neurociencia y recursos humanos para que la gente trabajara más, fuera más creativa, más productiva. Se complementan muy bien… Las áreas de recursos humanos en general hacen todo lo que la neurociencia desaconseja.


¿Por qué?
Porque ofrecen dinero por trabajar mejor, porque juegan con premios y castigos. Eso es muy de los 70 y los 80, pero ya no funciona igual. Por eso lo mejor es trabajar con los más conservadores; ese es el desafío, cambiarle el chip a la gente. Las empresas nacen para ganar dinero. Si buscan que sus empleados estén mejor es con ese fin y eso no está mal; lo que los empleados deben ver es que en ese proceso ellos se sienten bien, pueden aprender, viajar, enamorarse y tener oportunidades para ellos como persona. Sin el espacio que abre la compañía tal vez no podrían hacer todo eso. Lo que hagan allí es para ellos, se lo llevan; trabajan para su cerebro no para un producto. Entonces, ¿por qué concentrarse en que la empresa gane plata?
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¿Creativo e innovador son sinónimos?
Innovar es usar la creatividad con fines comerciales. Por eso los creativos, los que piensan productos, requieren de todo el resto de personalidades que integran una empresa (los lógicos, los racionales, los que arman planes y diseñan logística). Las personas que dirigen las compañías son las que deben comprender que los éxitos de ayer no aseguran los de mañana, que hay que aprender de los fracasos y que no se puede pensar que hay salvadores y entregarse a ellos. No hay que obligar a nadie a participar de los procesos de aprendizaje, tiene que ser una decisión voluntaria.


¿Los más jóvenes son naturalmente más innovadores?
No. No hay edad, ni género ni nada que pueda impedir aprender a ser creativos. Hay que desmitificar eso. Aprendimos que no se podía; ese es un problema. Uno aprende si tiene ganas, no si manda el jefe. Puede parecer que los jóvenes innovan más por los avances tecnológicos y la difusión que muestran varios “mini Zuckerberg” (NR: Marc, creador de Facebook) y no era lo mismo en los 70 con Bill Gates… No es que los jóvenes piensen diferente, es que quieren sentirse bien todo el tiempo y el cerebro decide mejor si la persona está bien.


O sea que, intuitivamente, hacen lo que el cerebro quiere...
Sí… una de las premisas del cerebro es la búsqueda permanente de minimizar riesgos y maximizar placer. Y los jóvenes exigen a sus jefes poder moverse en el placer.


Y algunos jefes piensan que alcanza con instalar un juego, ¿es así?
No. La primera empresa que advirtió que sus empleados pensaban mejor al regresar de almorzar fue 3M en 1940. Entonces cambió su estructura edilicia, generó espacios de relax, mandaba a caminar por el parque. El cerebro trabaja mejor cuando está relajado, cuando disfruta, cuando tiene más tiempo. Entonces a las empresas les conviene esa “generosidad”. Igual para desarrollar la creatividad hacen falta trabajo y dedicación.


Ya están los “descontentos” de Google, aquellos a los que ese ambiente no los satisface. ¿Entonces, qué?
Es lógico, somos animales de costumbres y los paradigmas van cambiando. Ya se empieza a instrumentar la estrategia Rowe (sigla en inglés que significa Resultados
Solo por Ambiente de Trabajo), que permite trabajar sin horarios, sin lugares fijos, tomándose las vacaciones que se quieran, pero debiendo alcanzar un resultado. GAP ya la aplica. Solo toma en cuenta el resultado, cómo se consigue no le interesa a la empresa.


Está de moda ser creativo, ¿todos debemos serlo?
No. Hay que ver si es necesario serlo. Si soy mecánico de autos, ¿me sirve?; si soy médico, ¿lo necesito? Las empresas hacen la diferencia gracias a aquellos que piensan distinto, pero esos son muy pocos. Ser creativo sin necesidad puede llevar a darse contra la pared. Las disrupciones innovadoras son muy pocas, todo el resto son avances de lo mismo, una mejora.


¿Rinde el “pagar para pensar”, contratar gente que tenga solo esa función?
Imponerse el pensar cosas útiles no funciona porque si ya se sabe lo que camina y lo que no, ya se probó. Para tener una buena idea hay que tener 500. Hay que romper el prejuicio de generar “una buena”. En las empresas, la creatividad surge de equipos multidisciplinarios, con líderes (no jefes), donde todos colaboren. Vamos hacia allí. Antes, Leonardo Da Vinci o Miguel Angel reunían varias características; hoy se necesita de varios. El trabajo en ese ambiente es muy motivante, permite a cada uno entender el todo, romper prejuicios, abandonar el “tengo que”.


¿Qué valor tiene tolerar el fracaso?
Es crucial. Es la gran diferencia entre las empresas europeas y las latinoamericanas. Las primeras los muestran, los cuentan. Acá, ocultamos los fracasos. Innovar significa fracasar siempre; lo importante es fracasar en cosas diferentes. En nuestros entrenamientos celebramos el fracaso y lo documentamos. Qué hicimos mal, por qué lo hicimos así, qué habría que cambiar y, en ese marco, qué parte se hizo bien. Es un cambio cultural y es clave el rol del líder que debe comunicar que no habrá sanción a quien fracasa.


¿Qué claves hay para ser más creativos, qué herramientas han demostrado cierta utilidad?
Hay que tener en cuenta que todos los cerebros funcionan de manera diferente, que la curva de eficiencia varía de una persona a otra. El autoconocimiento es clave, cada quien debe saber qué necesita. Las herramientas que en general funcionan pasan porque participe de los entrenamientos quienes quieran, que no todos tengan que ir, pero que quien quiera
—sin importar rol, edad o sexo— pueda hacerlo. Es útil crear equipos, no confiar en una persona; hay que bajar egos, suprimir prejuicios, fijar objetivos. Los CEO deben pensar qué es lo que quieren, si un producto o formular un proyecto a largo plazo. Nosotros aconsejamos lo segundo, que es lo que permite formar gente y sube la tasa de retención. Hay que encarar el trabajo de ser creativo sabiendo que requerirá de tiempo y esfuerzo.
En la primera reunión damos reglas, metas y tiempos. Y muchos no vuelven.


¿Y los que se quedan llevan lo aprendido a su vida diaria?
Te diría que el 10% o 15% lo trasladan al día a día, lo aplican de manera espontánea. El resto no lo hace porque es muy difícil cambiar la rutina, tocar algo que funciona. El objetivo de estos programas es formar a quienes van a ser los líderes de las compañías y eso se detecta sin hacer ningún test, se ven desde el inicio porque se apasionan, porque —sin ser emprendedores— mandan un correo a las tres de la mañana. Tienen ganas de aprender y de cambiar. Y si está esa voluntad, se puede.

martes, 16 de junio de 2015

Vitaminas y Salud del Cerebro!

Es habitual escuchar que comer alimentos integrales, frutas, y verduras, puede ayudarnos a adelgazar y reducir el riesgo de padecer enfermedades relacionadas con el corazón. Lo que no es tan habitual es escuchar que, además de estos beneficios, existen otros que afectan a nuestro cerebro: mejora la memoria, aumenta la concentración, e incluso puede prevenir el Alzheimer.

En los últimos años, los investigadores han conseguido comprender con mayor exactitud cuáles son las vitaminas que mejoran el funcionamiento cerebral y que van a tener mayor impacto en la salud.

A continuación, os presentamos algunos beneficios que las vitaminas aportan a nuestro cerebro:

Vitamina E

Existe evidencia que sugiere que la vitamina E puede beneficiar a la memoria en las persona mayores. Un estudio reciente de la Asociación Americana de Medicina encontró que niveles altos de
vitamina E previenen y retrasan el desarrollo de Alzheimer.

Durante mucho tiempo se pensó que el componente de la Vitamina E llamado alfa tocoferol era el más importante, pero otro llamado gamma tocoferol es “definitivamente el que tiene las propiedades neuroprotectoras”, argumenta Aimee Shunney, la coordinadora del Programa de Educación en Wellness del Hospital Universitario en Brookling, en Nueva York.

Al consumir alimentos ricos en Vitamina E, como los espárragos, las almendras, los tomates, las nueces o el aceite de oliva, se ingieren cantidades tanto de alfa como de gamma tocoferol.
Independientemente de la edad es importante tomar la cantidad apropiada de vitamina E. El déficit de esta vitamina no es habitual, pero puede ocurrir en personas con una dieta baja en grasas.

Vitamina B9

La vitamina B9 tiene un papel importante en la formación de dopamina, epinefrina (adrenalina), y serotonina, neurotransmisores del cerebro. De hecho, cada vitamina B juega un papel determinante la preservación las funciones cerebrales y la agudeza mental. Empezando por el ácido fólico (vitamina B9), que es esencial en el desarrollo prematuro de la del cerebro, estas vitaminas ayudan en muchos aspectos a nuestro cuerpo y nuestro cerebro.

Son varios que los estudios que han asociado el deterioro de la memoria con niveles inadecuados de ácido fólico, vitamina B12, y vitamina B6. Los niveles bajos de vitamina B9 están relacionados con niveles altos de homocisteína, un aminoácido que se produce en el cuerpo humano. Los niveles altos de homocisteína en la sangre pueden dañar el recubrimiento de las arterias y provocar que la sangre coagule con más facilidad de lo que debería. Esto aumenta el riesgo de que se obstruyan los vasos sanguíneos debido a la formación de un coágulo (trombo) en el interior del vaso. Un trombo puede desplazarse a través del torrente sanguíneo y quedar atascado en los pulmones (embolia pulmonar), en el cerebro (accidente cerebrovascular) o en el corazón (ataque cardíaco).

Vitamina B12

La vitamina B12 tiene un gran número de roles en el cuerpo incluyendo la formación de mielina, una capa que recubre el axón de algunas neuronas. En general, una neurona con los axones recubiertos de mielina transmite los impulsos nerviosos unas cien veces más rápido que una neurona amielínica, produciendo una mayor eficacia en el funcionamiento del organismo.

La vitamina B12 se encuentra mayormente en carnes y pescados, y por tanto, las personas vegetarianas son más propensas a tener déficits. Este déficit puede causar pérdida de memoria, enlentecimiento mental o afectar negativamente al humor.

Vitamina B6

La vitamina B6 ayuda a convertir el triptófano en serotonina, un químico que se encuentra en el cerebro. Los niveles bajos de serotonina se asocian a la depresión y la obsesión. El déficit de vitamina B6 puede causar confusión, depresión, pérdida de memoria, un ritmo más rápido de la degeneración del cerebro, dificultad para prestar atención, fatiga, e insomnio. Por lo tanto, un consumo adecuado de vitamina B6 puede conducir a una energía mental mayor, motivación, claridad de pensamiento, mejor formación de la memoria, mejora de la concentración y la salud de las neuronas, así como mejor calidad del sueño (favorece la creación de melatonina).

Además, los estudios parecen indicar que esta vitamina también interviene en la formación de dopamina, epinefrina, norepinefrina, y GABA. Este último neurotransmisor tiene una función importante en la reducción del estrés y la ansiedad, y ayuda a calmar y a relajar el cerebro.

Por último, la vitamina B6 también es importante en la producción de acetilcolina, un neurotransmisor implicado en la codificación de la memoria, consolidación de la información y las funciones de la memoria de trabajo.

Entre los alimentos ricos en vitamina B6 podemos encontrar: pollo, salmón, atún, pimiento verde, espinacas, brócoli, cacahuates, pan integral, o lentejas.

Vitamina C

La vitamina C es famosa por su importancia en la prevención del cáncer, los resfriados o las enferemedades cardiovasculares, pero sus beneficios en relación al cerebro y la mente no son tan conocidos. Un estudio de la Unidad de Investigación en Medicina de la Universidad de McGill, en Canadá, descubrió que la vitamina C aumenta los niveles de serotonina, y en consecuencia, mejora el humor.

Para Jean Carpenter, autor del libro Tu Cerebro Milagroso, “es inteligente tomar vitamina C, y la vitamina C podría hacerte más inteligente“. Carpenter argumenta que tomar vitamina C puede mejorar la memoria y las funciones cognitivas, y por tanto, mejorar la puntuación en los test de inteligencia.

Igual que la vitamina E, la vitamina C es uno de los antioxidantes más potentes. La combinación de estas vitaminas tiene un efecto preventivo en el desarrollo del Alzehimer y el Parkinson. Algunas fuentes de vitamina C son: la naranja, las fresas, el brócoli, las espinacas o el pomelo.

Vitamina D

La vitamina D se obtiene mayoritariamente por acción de los rayos ultravioleta (rayos solares). De ahí la importancia de tomar el sol de forma racional y adecuada, sobre todo en el caso de los niños, en los que la carencia de vitamina D puede producir, entre otras consecuencias, caries en los dientes y malformaciones de tipo óseo. Además, también puede encontrarse esta vitamina en algunos pescados como el salmón o las sardinas. Según las investigaciones, la vitamina D es necesaria para el desarrollo normal del cerebro y podría prevenir la esclerosis múltiple (EM). Las investigaciopnes coninciden en que es esencial para el buen funcionamiento del sistema inmunitario, regulándolo y suprimiendo la proliferación de células inflamatorias relacionadas con la actividad de la EM. Parece ser que la suplementación con vitamina D en pacientes de EM puede ser beneficiosa y, por tanto, recomendable dado los escasos efectos adversos que conlleva.

Por otro lado, la investigación conjunta de la de la Universidad de Pittsburg (Estados Unidos) y la Universidad Técnica de Queensland en Australia, concluyó que la vitamina D podría tener una función reguladora en el desarrollo del Trastorno Afectivo Estacional (TAE). Este trastorno es un tipo de depresión relacionada con los cambios de estación y se cree que afecta a un 10 % de la población, dependiendo de la ubicación geográfica.