martes, 12 de mayo de 2015

Entendiendo los procesos cognitivos...

Percepción, atención y memoria: comprendiendo los procesos cognitivos
Escrito por   Juan Jacobo Ospina                              
“La verdadera educación no sólo consiste en enseñar a pensar sino también en aprender a pensar sobre lo que se piensa”
Fernando Savater


La “cognición” tiene que ver con la capacidad de pensar, de adquirir conocimientos, de crear imágenes mentales, de representar interiormente lo que percibimos a través de los sentidos. Pensemos por ejemplo en un aroma particular, que nos trae a la mente alguna situación de la infancia, o nos recuerda una época de nuestra vida. Las imágenes vienen entonces, como recuerdos.


El desarrollo cognitivo pasa en principio por fortalecer en los niños y niñas procesos psicológicos como la percepción (algo así como la capacidad de obtener información a través de los sentidos, ya sea de una imagen, un aroma, un sonido, una textura, un sabor, o todo al tiempo) con actividades y juegos que estimulen de manera tranquila los diferentes sentidos: por ejemplo la identificación de sonidos e instrumentos musicales, o el contacto con distintas superficies. Así como los ejercicios de propiocepción (identificar el propio cuerpo) y de ubicación en el espacio.


Esta información que los niños reciben a través de los sentidos, no es captada de manera desordenada, sino que se organiza y focaliza a través de la atención, que es otro proceso cognitivo. La atención en los seres humanos se da por ciclos, es decir, tenemos periodos de concentración que acaban y luego reanudan, y estos ciclos en los niños son más cortos. De manera que, reconociendo esta dinámica podemos pensar en juegos y actividades lúdicas que no sólo capten la atención de los niños, sino que requieran de ellos mantener esa atención (voluntariamente), ya sea por lo divertido o por lo cambiante del juego.


Procesos cognitivos básicos
Desde pequeños, los seres humanos son capaces de fijar su atención, es decir, de seleccionar algún aspecto del contexto que los rodea para percibirlo conscientemente. Es interesante comprobar que a medida que el sujeto crece, esta capacidad de prestart atención sigue siendo limitada en cuanto a cantidad de contenido.


Lo que sí cambia, y notablemente, es la capacidad de mantener la atención y decidir el objeto sobre el cual recaerá. Es fácil distraer a los niños pequeños porque muchas cosas llaman su atención. Un elemento u objeto del contexto apenas atrae su atención unos segundos antes que otro elemento de su entorno lo consiga.


A medida que crece, el niño aprende a controlar su atención, elige la fracción de su entorno sobre la cual quiere hacerla recaer. En cuanto a otros procesos cognitivos básicos, como la capacidad de guardar en la memoria, los infantes no realizan grandes esfuerzos para almacenar o recordar nada, solamente sucede, como cuando sonríen al ver la cara de su madre o se inquietan al ver su tetero.


Es decir, la memoria de los pequeños parece depender más que de un esfuerzo mental específico, de la afectividad ligada a las percepciones. Sólo cuando asiste al medio escolar se pueden comprobar indicios de esfuerzos voluntarios o intencionados por conserver o guardar algo en su memoria, probablemente porque, en esa etapa de sus vidas, se ven obligados a aprender cosas con escasa carga afectiva.

La percepción es cómo se interpreta y se entiende la información que se ha recibido a través de los sentidos. La percepción involucre la decodificación cerebral y el encontrar algún sentido a la información que se está recibiendo, de forma que pueda operarse con ella o almacenarse. “El acto de percibir es el resultado de reunir y coordinar los datos que nos suministran los sentidos externo(sensaciones) (Balsebre, citado por Franco, 2007: 83).

Según Marina (1998), la percepción implica “coger información y dar sentido” (p. 110). Esto significa que la información no involucra sólo el acto de ver, leer, oír, sino también la comprensión e interpretación de relaciones. Marina (ibidem), para explicar el concepto de percepción, pone como ejemplo una escena presenciada en la terraza de un café: una muchacha acariciaba lentamente la mano de un chico. Éste estaba distraído y tenía un cigarro en la otra mano. Quiso tomar café y entre dos posibilidades –dejar el cigarro o retirar la mano de entre las manos de la chica– ejecutó la segunda acción. Ante esta escena el autor recuerda un poema de Alexandre que refiere la tristeza de un amante porque los ojos de quien ama se posan distraídos en otra parte.

Así, pues, una cosa son los acontecimientos visuales, un hombre y una mujer ejecutan unos cuantos movimientos, y otra muy distinta es lo comprendido a partir de los movimientos: desencuentro, indiferencia, desprecio, lo aludido en el poema. Lo comprendido es producto de la percepción de esas señales. La percepción va más allá de los detalles sensibles.

La memoria
Se entiende por memoria “la capacidad de retener y evocar información de naturaleza perceptual o conceptual” (Viramonte, 2000: 31). Significa que la memoria es la facultad por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado, es la facultad por la cual se almacena el conocimiento que se tiene sobre algo y las interpretaciones que se hacen de ello. De acuerdo a Banyard (1995), cuando se memoriza, en primer lugar, se necesita codificar la información, de modo que pueda formar alguna clase de representación mental (acústica para los acontecimientos verbales, visual para los elementos no verbales, o semántica para el significado). Una vez hecho esto, se almacena esa información durante un cierto período de tiempo (corto o mediano plazo), y luego, en una ocasión ulterior, se recupera. La codificación de la información puede implicar también el establecimiento de conexiones con otros detalles de información o su modificación. Así, pues, la memoria no es como una grabación, es un proceso activo.

Existe alguna relación entre la memoria y la atención. Un determinado acontecimiento puede o no ser analizado o procesado con más detalle, dependiendo de si se atiende a él o no. En efecto, muchos de los denominados problemas de memoria son consecuencia de no prestar atención. Viramonte (2000), expone tipos o almacenes de memoria que han sido presentados por algunos estudiosos, la sensorial, la de corto plazo y la de largo plazo. La primera se relaciona con los órganos sensitivos hasta la llegada de la información al cerebro, la segunda, es de capacidad limitada, propuesta para explicar la cabida que tienen las personas para retener y repetir dígitos y sílabas sin sentido. El tiempo durante el cual la información permanece en ella es de unos pocos segundos. Mientras que la memoria de largo plazo es de capacidad y retención indefinida.



Ahora bien, además de captar información, también podemos pensar en el proceso cognitivo de la memoria, que posibilita hacer recuerdos y traerlos al presente intencionalmente. Hay muchos juegos que ayudan a los niños a fortalecer la memoria (el de hacer parejas es muy popular), y también podemos pensar en actividades lúdicas que requieran de la identificación y la asociación entre elementos, las cuales ayudarán también a lograrlo.


Los niños pueden lograr habilidades mentales fabulosas. Ojalá siempre acompañadas de otras habilidades sociales, corporales y afectivas. Si empezamos entre otras cosas, a fijarnos en sus procesos de atención, memoria y percepción, estaremos poniendo cimientos sólidos para que posteriormente, tenga lugar un desarrollo cognitivo estructurado.

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