viernes, 22 de mayo de 2015

Mega intranquilos? Super inquietos?

Se dice que estos niños padecen una disfunción cerebral mínima, se conoce como encefalitis letárgica, en la que se ve afectada el área del comportamiento. Ayudemos a nuestros niños(as) a sanar este trastorno que día a día crece más. Los niños hiperactivos, son aquellos que se mueven continuamente, no pueden estar un momento quietos.


Se dice que la la hiperactividad es un “trastorno conductual”.
Sin embargo debemos analizar bien esta cuestión en el terreno práctico, ya que aveces los padres tildan sin sentido de hiperactivos a sus hijos por ser diferentes al resto, un poco inquietos, hablar más, etc. sin darse cuenta de que simplemente puede ser “querer aprender más”, ya que la inquietud de hacer cosas también significa que la esencia de ese niño o niña esta brillando y quiere preguntar y responderse muchas cosas que hasta el momento no le han sido reveladas.


Un niño hiperactivo es un niño que destaca, pero necesita ser guiado con paciencia y amor.
Es bueno que este tipo de niños se integren con algún deporte, realicen alguna actividad física cualquiera que sea, porque necesitan que nosotros como adultos les ayudemos a canalizar todo ese potencial y energía que tienen de buena manera.
Ya veremos que cuando estos niños se integran bien con alguna actividad extra-programática, se destacan por su talento y por su empeño en realizarlo lo mejor posible. Muchos grandes artistas, poetas, músicos, depostistas, científicos, etc. fueron “hiperactivos”
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Aquí presentamos una dieta necesaria para equilibrar sus emociones y energía:
-Frutas crudas: Jugos en la mañana según la estación, para la colación (plátano, pera).
-Vegetales de hoja verde: Acelga, perejil, orégano, apio etc.
-Carbohidratos: Como la quínoa que es un estimulante, neurotransmisor y antidepresivo para el desarrollo cerebral.
-Pescados: Como atún, salmón que contienen son importantes para el desarrollo de cerebro ya que su carencia se vincula a personas hiperactivas.
-Carbohidratos complejos: Se encuentran en legumbres, importantes por su gran contenido de proteínas libres de colesterol. Además contienen vitamina B6, vitaminas y minerales como hierro, zinc, potasio y cobre. Deben consumirlas 2 a 3 veces por semana.
-Vitamina B6: Estimula la capacidad de atención.
-Vitamina B12: Su consumo mejora la concentración está presente en huevos, lácteos, carnes, pescados, salmón, sardina.
-Hierro: Excelente alimento que se encuentra en las lentejas.
-Zinc: Estimula la capacidad de procesar datos y tomar decisiones.
Está presente en los champiñones, rabanitos, y yemas de huevos.
-Valeriana: Es una opción completamente natural para desarrollar la capacidad mental de los niños hiperactivos. Hierva, durante 5 min. 1 taza de agua, y luego agregar 2 cucharadas de valeriana.
-El niño debe beber media taza en la mañana y media en la tarde.
-El Arsenicum álbum (producto homeopático) es un componente que ayuda a los desequilibrios infantiles.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Cómo evitar el fracaso escolar

El fracaso escolar afecta a muchos niños. Te contamos qué factores influyen para que los pequeños tengan problemas escolares y cómo podemos atajarlos desde los primeros años de colegio.
Estilos de aprendizaje: ¿tu hijo es visual, auditivo o kinestésico?

¿Qué factores influyen?

Ambiente familiar

Los modelos que se ofrecen a los hijos son fundamentales para su desarrollo. Los niños necesitan un ambiente familiar rico en estímulos,donde capten una verdadera implicación de la familia su vida escolar. También hay que dedicar tiempos de atención «exclusiva» a los estudios en casa.

Autoestima

Muchas veces las malas calificaciones esconden una baja autoestima en los niños. Si sienten que no son capaces de alcanzar las metas que se proponen, será difícil que las logren. Es muy importante que cuidemos el concepto que tienen de ellos mismos y que les devolvamos una imagen positiva de quienes son y de lo que hacen. Hay que enseñarles a integrar los errores en el proceso de aprendizaje y no venirse abajo ante las dificultades: todos los problemas tienen solución.

Atención

Desde muy pequeños hay que habituarles a tareas que les ayuden a centrar su atención durante períodos de tiempo apropiados a su edad. Para aprender es fundamental que sean capaces de concentrarse en lo que tienen entre manos.

Lectoescritura

Es una de las llaves del éxito escolar. La lectura y la escritura son imprescindibles para todas las asignaturas y si no las dominan, eledificio se tambalea desde sus cimientos. Hay que ofrecerles modelos adecuados desde pequeñitos y fomentar en ellos el amor por la lectura y la escritura. Si observamos dificultades en este campo, es preciso atajarlas cuanto antes.

Motivación

A veces detrás del fracaso está el desinterés y la falta de motivación de los chavales por todo lo que huele a colegio. Esto conlleva falta de esfuerzo personal y abandono de sus tareas. Debemos fomentar en ellos el afán por hacer las cosas por sí mismos y la alegría por conseguir las metas que se marquen. También conviene que les demos una imagen positiva de lo académico: evitemos comentarios sobre lo «rollo» que es el cole o la rabia que da volver a clase el lunes.

Memoria

Esta capacidad -tan denostada durante algunos años- es clave para el rendimiento académico. Se puede ejercitar y estimular con juegos y actividades divertidas. Eso sí, tan importante es que memoricen lo que estudian como que lo entiendan. Para ello deberán comprender primero y retener después. También conviene que memoricen «de forma adecuada», es decir, relacionando lo nuevo con los conocimientos ya adquiridos.

Capacidad del alumno

A veces, el problema radica en que el niño tiene dificultades de aprendizaje o baja capacidad intelectual. En estos casos se precisa una atención especializada cuanto antes. Pero el caso opuesto también puede conllevar fracaso escolar; hay niños con altas capacidades que pueden no ver satisfechas sus necesidades en el colegio (contenidos que se les quedan muy bajos, aburrimiento, intereses diferentes). Si no se detecta a tiempo, ¡malo!

Hábitos de estudio

  • A estudiar también se aprende.
  • De nada sirve que se pasen las horas muertas delante del libro si no aprovechan ese tiempo.
  • Debemos proporcionarles unas técnicas de estudio que les permitan aprender deforma ágil y eficaz.
  • También es preciso que cuenten en casa con un rincón de estudio libre de distracciones.
  • Es necesario habituarles aque se ejerciten en el trabajo individual y no dejen aparcadas las asignaturas hasta el examen.

Señales de alerta

Ciertas circunstancias transitorias pueden convertirse en la base de un fracaso escolar si no se detectan a tiempo:
  • Problemas de salud. Una pequeña anemia (detectable con un simple análisis de sangre) puede ser el origen de esa apatía que perjudica a su rendimiento. Una pérdida auditiva o algún defecto en la visión, si no se corrigen a tiempo, les pueden hacer ir cada vez más rezagados. Estemos pendientes y no pasemos por alto las revisiones de su pediatra.
  • Conflictos emocionales. Las malas rachas personales también pueden perjudicar la marcha de los niños en el colegio. La falta de estabilidad familiar les afecta muchísimo: una época en la que haya más problemas, discusiones o reproches en casa puede hacer que su rendimiento baje. Además, en estos periodos suelen aprovechar peor las clases, ya que tienen la cabeza en otro sitio. Intentemos transmitirles seguridad y, si se pasa por un mal momento en casa, charlemos con ellos para calmar sus preocupaciones.
  • Problemas relacionales. A veces, no sentirse aceptado por los compañeros o no tener amigos puede hacer que se retraigan académicamente. Por no hablar de los complejos: verse gordo, avergonzarse de llevar unas gafas o rechazar el aparato corrector de los dientes pueden ser detonantes de un bloqueo.

Medidas preventivas

  • Hay que actuar ante la aparición de las primeras dificultades. No es bueno pasar por alto las malas notas una y otra vez sin poner medidas para solucionar los problemas de base. Si no, la pelota se irá haciendo cada vez más y más grande.
  • Hay que concebir el curso como una carrera de fondo. De nada sirve el sprint final en los exámenes de junio si no se han conseguido buenas calificaciones desde el inicio de curso.
  • No permitir que se instalen en el papel de perdedores. Aunque las notas suelan ser malas, cuidemos su autoestima para que no sientan el fracaso como algo esperado y normal. En estos casos, además de medidas de refuerzo, precisan mucha comprensión y que les transmitamos afán de superación.
Alicia Herranz es pedagoga.

Así son las conexiones neuronales de los bebés prematuros

Un estudio científico analiza el interior del cerebro de los niños nacidos prematuramente. Esto es lo que han encontrado.

bebé prematuro

Al nacer antes de tiempo, el cerebro de los bebés prematuros no está totalmente desarrollado, y por eso estos niños tienen más riesgo de presentar problemas neurológicos. Para poder detectar estas anomalías y mejorar la atención médica que reciben, los científicos trabajan en conocer lo que sucede dentro de su cerebro.

Gracias a técnicas como las imágenes de resonancia magnética funcional podemos obtener una especie de “fotografías” del cerebro que aportan mucha información. Aplicando este método, un equipo de investigación del Kings College ha descubierto que el nacimiento prematuro altera las conexiones neuronales de los bebés.

Los científicos compararon las imágenes de bebés nacidos antes de las 33 semanas de embarazo con las de niños nacidos entre las 37 y 42 semanas. Estos últimos mostraban un patrón de conexiones cerebrales similares a las de los adultos, mientras en los bebés prematuros la cosa cambiaba: encontraron conexiones más débiles entre el tálamo y ciertas áreas del cerebro relacionadas con funciones cognitivas, lo que puede explicar algunos retrasos en el aprendizaje de estos niños.

Sin embargo, se encontró que los bebés nacidos prematuramente también tienen conexiones más fuertes entre el tálamo y algunas áreas de la corteza cerebral relacionadas con el procesamiento de señales de la cara, labios, mandíbula, lengua y garganta. Esto podría ser debido a que los bebés prematuros están expuestos de forma más temprana a la lactancia materna y al biberón.

“El siguiente paso será comprender cómo se relacionan estas observaciones con las dificultades de aprendizaje, concentración y socialización que algunos de estos niños tienen cuando son más mayores”,  ha explicado Hilary Toulmin, una de las autoras del trabajo.

martes, 12 de mayo de 2015

Entendiendo los procesos cognitivos...

Percepción, atención y memoria: comprendiendo los procesos cognitivos
Escrito por   Juan Jacobo Ospina                              
“La verdadera educación no sólo consiste en enseñar a pensar sino también en aprender a pensar sobre lo que se piensa”
Fernando Savater


La “cognición” tiene que ver con la capacidad de pensar, de adquirir conocimientos, de crear imágenes mentales, de representar interiormente lo que percibimos a través de los sentidos. Pensemos por ejemplo en un aroma particular, que nos trae a la mente alguna situación de la infancia, o nos recuerda una época de nuestra vida. Las imágenes vienen entonces, como recuerdos.


El desarrollo cognitivo pasa en principio por fortalecer en los niños y niñas procesos psicológicos como la percepción (algo así como la capacidad de obtener información a través de los sentidos, ya sea de una imagen, un aroma, un sonido, una textura, un sabor, o todo al tiempo) con actividades y juegos que estimulen de manera tranquila los diferentes sentidos: por ejemplo la identificación de sonidos e instrumentos musicales, o el contacto con distintas superficies. Así como los ejercicios de propiocepción (identificar el propio cuerpo) y de ubicación en el espacio.


Esta información que los niños reciben a través de los sentidos, no es captada de manera desordenada, sino que se organiza y focaliza a través de la atención, que es otro proceso cognitivo. La atención en los seres humanos se da por ciclos, es decir, tenemos periodos de concentración que acaban y luego reanudan, y estos ciclos en los niños son más cortos. De manera que, reconociendo esta dinámica podemos pensar en juegos y actividades lúdicas que no sólo capten la atención de los niños, sino que requieran de ellos mantener esa atención (voluntariamente), ya sea por lo divertido o por lo cambiante del juego.


Procesos cognitivos básicos
Desde pequeños, los seres humanos son capaces de fijar su atención, es decir, de seleccionar algún aspecto del contexto que los rodea para percibirlo conscientemente. Es interesante comprobar que a medida que el sujeto crece, esta capacidad de prestart atención sigue siendo limitada en cuanto a cantidad de contenido.


Lo que sí cambia, y notablemente, es la capacidad de mantener la atención y decidir el objeto sobre el cual recaerá. Es fácil distraer a los niños pequeños porque muchas cosas llaman su atención. Un elemento u objeto del contexto apenas atrae su atención unos segundos antes que otro elemento de su entorno lo consiga.


A medida que crece, el niño aprende a controlar su atención, elige la fracción de su entorno sobre la cual quiere hacerla recaer. En cuanto a otros procesos cognitivos básicos, como la capacidad de guardar en la memoria, los infantes no realizan grandes esfuerzos para almacenar o recordar nada, solamente sucede, como cuando sonríen al ver la cara de su madre o se inquietan al ver su tetero.


Es decir, la memoria de los pequeños parece depender más que de un esfuerzo mental específico, de la afectividad ligada a las percepciones. Sólo cuando asiste al medio escolar se pueden comprobar indicios de esfuerzos voluntarios o intencionados por conserver o guardar algo en su memoria, probablemente porque, en esa etapa de sus vidas, se ven obligados a aprender cosas con escasa carga afectiva.

La percepción es cómo se interpreta y se entiende la información que se ha recibido a través de los sentidos. La percepción involucre la decodificación cerebral y el encontrar algún sentido a la información que se está recibiendo, de forma que pueda operarse con ella o almacenarse. “El acto de percibir es el resultado de reunir y coordinar los datos que nos suministran los sentidos externo(sensaciones) (Balsebre, citado por Franco, 2007: 83).

Según Marina (1998), la percepción implica “coger información y dar sentido” (p. 110). Esto significa que la información no involucra sólo el acto de ver, leer, oír, sino también la comprensión e interpretación de relaciones. Marina (ibidem), para explicar el concepto de percepción, pone como ejemplo una escena presenciada en la terraza de un café: una muchacha acariciaba lentamente la mano de un chico. Éste estaba distraído y tenía un cigarro en la otra mano. Quiso tomar café y entre dos posibilidades –dejar el cigarro o retirar la mano de entre las manos de la chica– ejecutó la segunda acción. Ante esta escena el autor recuerda un poema de Alexandre que refiere la tristeza de un amante porque los ojos de quien ama se posan distraídos en otra parte.

Así, pues, una cosa son los acontecimientos visuales, un hombre y una mujer ejecutan unos cuantos movimientos, y otra muy distinta es lo comprendido a partir de los movimientos: desencuentro, indiferencia, desprecio, lo aludido en el poema. Lo comprendido es producto de la percepción de esas señales. La percepción va más allá de los detalles sensibles.

La memoria
Se entiende por memoria “la capacidad de retener y evocar información de naturaleza perceptual o conceptual” (Viramonte, 2000: 31). Significa que la memoria es la facultad por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado, es la facultad por la cual se almacena el conocimiento que se tiene sobre algo y las interpretaciones que se hacen de ello. De acuerdo a Banyard (1995), cuando se memoriza, en primer lugar, se necesita codificar la información, de modo que pueda formar alguna clase de representación mental (acústica para los acontecimientos verbales, visual para los elementos no verbales, o semántica para el significado). Una vez hecho esto, se almacena esa información durante un cierto período de tiempo (corto o mediano plazo), y luego, en una ocasión ulterior, se recupera. La codificación de la información puede implicar también el establecimiento de conexiones con otros detalles de información o su modificación. Así, pues, la memoria no es como una grabación, es un proceso activo.

Existe alguna relación entre la memoria y la atención. Un determinado acontecimiento puede o no ser analizado o procesado con más detalle, dependiendo de si se atiende a él o no. En efecto, muchos de los denominados problemas de memoria son consecuencia de no prestar atención. Viramonte (2000), expone tipos o almacenes de memoria que han sido presentados por algunos estudiosos, la sensorial, la de corto plazo y la de largo plazo. La primera se relaciona con los órganos sensitivos hasta la llegada de la información al cerebro, la segunda, es de capacidad limitada, propuesta para explicar la cabida que tienen las personas para retener y repetir dígitos y sílabas sin sentido. El tiempo durante el cual la información permanece en ella es de unos pocos segundos. Mientras que la memoria de largo plazo es de capacidad y retención indefinida.



Ahora bien, además de captar información, también podemos pensar en el proceso cognitivo de la memoria, que posibilita hacer recuerdos y traerlos al presente intencionalmente. Hay muchos juegos que ayudan a los niños a fortalecer la memoria (el de hacer parejas es muy popular), y también podemos pensar en actividades lúdicas que requieran de la identificación y la asociación entre elementos, las cuales ayudarán también a lograrlo.


Los niños pueden lograr habilidades mentales fabulosas. Ojalá siempre acompañadas de otras habilidades sociales, corporales y afectivas. Si empezamos entre otras cosas, a fijarnos en sus procesos de atención, memoria y percepción, estaremos poniendo cimientos sólidos para que posteriormente, tenga lugar un desarrollo cognitivo estructurado.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Cómo educar la Inteligencia Emocional?

¿Cómo ayudar a un hijo a ser emocionalmente más maduro? Paola Benito, psicóloga de Oak House School, nos explica las claves para saber educar a los hijos en los aspectos emocionales.
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Todos los padres imaginamos, de forma consciente o no, cómo serán nuestros hijos de mayores, cómo nos gustaría que fuesen. Este tipo de cuestiones pesan sobre nuestros actos y se convierten en guías de nuestras decisiones y actuaciones respecto a los hijos. La intención de cualquier padre es educarlos lo mejor posible, ¡no cabe duda!, pero en ocasiones, las dudas, la escasez de estrategias o la falta tiempo pone a prueba a los padres. Hablamos con Paola Benito, psicóloga de Oak House School, quien nos explica la importancia de saber educar a los hijos en los aspectos emocionales.
 
La infancia es una época clave para desarrollar sus capacidades personales y sociales; y de todas ellas, debemos desenvolver la capacidad para gestionar sus emociones. Muchos estudios avalan la estrecha relación que hay entre tener éxito en la vida y una buena inteligencia emocional. La psicológa nos explica que "afortunadamente es una habilidad que se puede aprender y desarrollarla más".
 
¿Cómo ayudar a un hijo a ser emocionalmente más maduro?
La psicológa Paola Benito señala, por un lado, que “los niños aprenden imitando y los padres son las figuras de apego y referencia, el espejo en el que se miran”.
 
Lo primero que se tendría que hacer es pensar en cómo gestiona cada uno sus emociones haciendo un pequeño examen de conciencia con preguntas que la experta nos sugiere:
“¿qué hacemos cuándo se nos acaba la paciencia? ¿Cómo reaccionamos ante una frustración? ¿Cómo nos comunicamos y relacionamos con los demás? ¿Qué actitud tenemos frente a un hijo que nos cuenta un problema?"
Nuestros actos tendrán más peso en la educación que los consejos o discursos que ofrezcamos a nuestros hijos.

Claves para educar la inteligencia emocional

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  1. Enseñar al hijo a reconocer emociones y saber nombrarlas, tanto las propias como las ajenas. Para ello, es importante favorecer la comunicación: aprender a expresarse y a escuchar.
  2. Ayudar al niño a desarrollar la empatía. Se pueden utilizar cuentos, experiencias propias, el juego simbólico… También es conveniente aceptar y estar abierto a los diferentes tipos de sentimientos. No existen sentimientos “buenos” o “malos”, lo importante es qué se hace con ellos y si se es capaz de regularlos y gestionarlos. Por ejemplo, las rabietas infantiles darán paso a formas más aceptables de expresar un enfado.
  3. Hacer que se sientan seguros, marcando unos límites claros y adecuados para su edad, a la vez que ofreciéndoles atención y cariño.
  4. No hay que “sobreprotegerles, los niños deben ir aprendiendo a tolerar la frustración”, afirma la psicóloga. Para ello es importante conocer las características del momento evolutivo en el que se encuentran nuestro hijo para no caer en infantilizarlo. Esto se traduce en darle las responsabilidades y la autonomía que les toca.
  5. Se debe potenciar la autoestima del niño dedicando diariamente un rato de juego con él.

Y en el colegio

En todo este aprendizaje el colegio juega un papel fundamental por es el segundo entorno sociabilizador del niño y porque hay otros adultos de referencia que sirven de modelo. 
“Por esta razón es de vital importancia que la familia y la escuela compartan los mismos objetivos y valores, siendo importante tener una buena comunicación entre los dos, para mantener así una coherencia educativa”, afirma Paola Benito.